
Arquitectura busca sexo es una jornada Erótico-Divulgativa sobre arquitectura y sexualidad que se realiza en Octubre del 2019 en Casa Sahara Aminetu Haidar, Sevilla. Organizada por Carlos Peraita @fireisland_network y comisariada por Antonio Bonilla Eslava @estudiopate.Con invitados como Carvento, La Plasita, Volunto, Lugadero, Palo Alto, Iglús y muchos más, …
La exposición surge a raíz de querer unir diferentes disciplinas del mundo creativo, como la arquitectura, la ilustración, la artesanía y la danza entre otras, con lo erótico, un mundo tan deseado como silenciado.
La premisa para participar era que con el título de la jornada, arquitectura busca sexo, había herramientas suficientes para desarrollar una idea. Debíamos alejarnos de toda idea preconcebida con respecto al sexo y todos sus tabúes, e intentar buscar que significaba el sexo en la actualidad y como la arquitectura forma parte de ello. Imaginar situaciones reales o utópicas donde lo erótico se pudiese vivir a través de la arquitectura.
En este punto comienza nuestra investigación y búsqueda nada sencilla, pero emocionante.
Atmósferas de placer
Atmósferas del placer es una reivindicación de los espacios del deseo, tan estandarizados en la sociedad actual e impuestos por una educación que nos ha marcado unas pautas de cómo debemos comportarnos sexualmente. Este proyecto quiere romper con esos patrones culturales tradicionales impuestos en el imaginario del deseo del individuo según lo que está moralmente «bien» para un sector dominante de la población.
Lo íntimo se hace privado, lo íntimo se hace político.
Entendemos el concepto de Atmósfera arquitectónica como aquel ambiente activo que provoca determinado efecto emocional sobre el usuario. En estos espacios la experiencia de inmersión es doble. Inmersión ambiental -corpórea- junto a una mental – evocadora-.Para Peter Zumthor, una Atmósfera es una entidad inmaterial que percibimos a través de nuestra sensibilidad emocional y que nos conmueve. A las atmósferas se les suele atribuir un carácter, una manera propia de afectarnos emocionalmente. A través de nuestras imágenes recreamos espacios sensoriales que a la vez transmiten un mensaje: la carencia evocadora del placer en la arquitectura actual.
“Las imágenes poéticas son marcos mentales que dirigen nuestras asociaciones, emociones, reacciones y pensamientos […] Ocupa nuestra mente, condiciona nuestros pensamientos y sentimientos, y da origen a una realidad imaginaria”.
Gaston Bachelard.
Al definir espacialmente conceptos de deseo // placer// interacciones sexuales mediante imágenes virtuales, llevamos al límite la realidad. En el acto sexual tenemos distintos actores: número de individuos, parejas, grupos, géneros, sexos, papel activo, pasivo o proactivo, filias, fantasías…Muchas de las fantasías, fetiches, o deseos profundos aún son vistos como aberraciones o cosas fuera de lo aceptado por la sociedad común europea. Está visión europeizada sobre una sexualidad es en el fondo una visión reprimida si la comparamos con otras prácticas sexuales naturalizadas en tribus, lugares de América Central o en nuestros propios antepasados. El sexo se ve como un proceso más de la vida, sin tabúes, libre de mostrarse al mundo sin pudor. Frente a ello el ser políticamente correcto y la aparición de lugares virtuales dónde el anonimato tras las pantallas nos generan una falsa idea de liberación sexual.
Ahora cierre los ojos, ¿sabría decir qué lugar ocupa el sexo en la arquitectura en la actualidad? ¿Qué hace que un espacio despierte nuestro deseo? ¿Están nuestras viviendas pensadas desde el placer? ¿O sólo la cama, la cocina, el baño son lugares de acto sexuales espontáneos? ¿Qué pasa con el resto de los sentidos no se tienen en cuenta? Y en otro tipo de formas de vida como las relaciones poliamorosas, entre compañeros de vida o solteros, ¿están las viviendas pensadas para despertar sus deseos sexuales?


Carracci Angelique et Medor

Playboy’s Penthouse Apartment-Round-bed-bedroom

Instalación Dulce Borde de Ernesto Neto

Me gusta que me miren
Hay un solapamiento entre ficción y realidad. Un espacio fantasmagórico: donde se construye una materialidad difusa basada en la creación de efectos emocionales.Como un espacio teatral. El espacio, para Kant, es algo que la gente crea a través de su imaginación. Dónde el usurario se siente acompañado, menos solo, por figuras que lo miran y le hacen partícipe de algo.
Juhani Pallasmaa entiende la arquitectura como una vivencia existencial que no se puede separar de la experiencia corporal del ser humano. Creamos aquí un espacio vivido con el cuerpo, la vista queda difusa y confusa por el juego de espejos y se potencian el resto de los sentidos: el sonido de los pies arrastrados por la moqueta sexualizada del suelo, el movimietno sutil de los plásticos del techo, el olor a sexo…Junto a la fantasía impersonal de ver a otro y del doble juego del que me vean: voyerismo // exhibicionismo se cruzan sin prejuicios.
En la actualidad estamos siempre expuestos a las miradas de todos los que se pasean por nuestras redes sociales, nos exponemos en un mundo virtual sin ningún reparo. Esta imagen muestra un grado más de exposición en esta sociedad y la fantasía de ser observado en los momentos más íntimos. Vivir esa experiencia arquitectónica unida al cuerpo.




Umbrales de Excitación.
En ese impreciso límite entre racionalidad y conciencia,
entre la transgresión y la imaginación en que se da lo
erótico, ahí también puede encontrarse el placer de la
arquitectura.
Un umbral en sentido metafórico indica un límite en que
se pasa de estar dentro a estar fuera, se empieza o se
acaba y nos remite a la idea de sombra (umbra), de paso
del abierto al cerrado, de la naturaleza al refugio, del
frío a lo cálido. Podemos hablar de un umbral espacial o
temporal, dónde hay muchas maneras de transpasar los
límites y dilatarlos.
También se entiende como el punto en que algo alcanza
la intensidad suficiente para empezar a producir un
efecto.Como si de unos preeliminares se tratara, la
intensidad y el momento compartido se hacen presentes.
Esta imagen narra cada sensación en esos instantes
previos al coito. El erotismo del juego entre esas
personas que participan y que mediante el lugar que se
encuentran hacen que el ambiente arda.
En palabras del poeta Octavio Paz “el erotismo, más bien,
pertenece al dominio de lo imaginario.”


Florecer ecológico.
Los jardines de Babilonia eran el símbolo paradisíaco del hedonismo, donde naturaleza y placer se unían.
“Crecen allí los árboles de hoja ancha y palmeras, flores de toda clase y colores, y, en una palabra, todo lo que es más placentero a la vista y más grato a gozar”
De Bizancio ,Filón (280-220 a.C.). Narración de cómo eran a sus ojos los Jardines colgantes de Babilonia en su obra ‘Siete Maravillas de la Antigüedad’
El pacer destinado a los sentidos de estos jardines de Babilonia o de los jardines del siglo XVI italianos, para la diversión, el ocio y el gozo, nos hace plantearnos cómo se vive hoy la naturaleza desde una expresión sexual.
De esta búsqueda de un espacio ecológico y con connotaciones sexuales encontramos un movimiento artístico y activista llamado Ecosexualidad, que va más allá que la dendrofilia (amor por los árboles). La madre tierra pasa de ser madre a ser amante. Se hace el amor con la tierra a través de los sentidos. Consiste en mantener relaciones sexuales, no necesariamente genitales, con los cinco sentidos en comunión con la naturaleza o incluso con ella. Por ello nos parecía importante poder mostrar este movimiento relativamente reciente que viene muy arraigado con la ecología y el cuidar el medio ambiente. Esta manera de ver la naturaleza no es simplemente llegar a un orgasmo o que te excite una planta sino una nueva manera de amar el mundo que nos rodea.
Una imagen llena de simbologías, como las setas como falo masculino o el césped como vello púbico, hacen que tu mente pueda imaginar una escena de placer en ese lugar.
Crear espacios verdes para el fin del gozo y el disfrute del usuario es algo que en la arquitectura contemporánea se ha quedado en un segundo plano, es una manera de reivindicar un espacio olvidado.


Elifilia
«La arquitectura es una especie de elocuencia del poder expresada en formas, elocuencia que unas veces persuade e incluso acaricia y otras se limita a dictar órdenes».
Friedrich Nietzsche
Los arquitectos se encuentran en una búsqueda constante de transmitir, emocionar, captar la mirada del espectador cuando proyectan sus edificios, desean que el usuario interactué con el espacio creándole sensaciones qué solo ese lugar puede provocar. Un gran ejemplo de esta arquitectura emocional es la arquitectura de Luis Barragan el arquitecto Mexicano que mediante el uso de colores en distintos planos, la luz y las texturas es capaz de despertar los 5 sentidos del espectador.
Elifilia, deseo irrefrenable por tocar tejidos agradables, intenta unificar esta búsqueda del despertar la pasión por medio del espacio que se habita, por esos colores, texturas y luz que emocionan al usuario. Un deseo irrefrenable de placer en ese lugar, pudiendo así tener un orgasmo por medio de un agente externo al coito. Tentáculos, tacto, exaltación de los sentidos, (frase de Pallasmaa), entrar en un pubis, cruzar una muchedumbre, o sentir que nos abrazan: rescatar la emoción del apego y abrazo entre personas.
El sexo es válido en todos sus aspectos, tanto si nos gusta hacerlo con pareja como si llegamos al orgasmo por medio de un agente externo al coito. Por lo tanto hemos elegido esta filia para que se entienda que estos espacios van más allá del simple pensamiento de una habitación con una cama. De excitación tendría un tipo de espacio. Llama la atención aquí el placer de contemplar la imagen e imaginarte entre los cientos de brazos suaves, sintiendo que es el espacio el que te acaricia, el que levanta tu libido.



Lujuria errante.
Aprópiate de un lugar público de la ciudad y mejóralo. No importa cuál, ni dónde. Una esquina, la boca del metro, un árbol. Mantenlo limpio, decóralo. Considéralo una extensión de ti, una parte de tu identidad. Como en un juego entre P. Auster y Sophie Calle. En 1994, Paul Auster mandó estas tres instrucciones básicas a la artista Sophie Calle, en un diálogo artístico que el escritor bautizó con el nombre de Gotham Handbook.
Y como el cuarto de baño de Jayne Mansfield en su Pink Palace 1957, despliegue de fantasía y sexualidad, un recinto cubierto por completo de moqueta rosa,de suelo a techo. Esta omnipresente moqueta representa la posibilidad de domesticar un espacio salvaje. La moqueta en el baño de Jayne Mansfield funciona también como una invitación: es una superficie que llama a quien entre en este baño a sentarse en cualquier rincón, convirtiendo este espacio en principio privado en un lugar de reunión. Ella transforma aquí la privacidad de un baño en algo público, mediático. Ha sexualizado el espacio con tan solo cambiar la materialidad del mismo.
Así surge Lujuria errante, esa necesidad de cambiar la función de privado a público, una muestra de la importancia que tiene pensar los espacios destinados al deseo, al frenesí, a la pasión sin frenos, lugares donde podamos resolver nuestras necesidades como la de ir al baño en un baño portátil público. Una arquitectura móvil y efímera que pueda colocarse en cualquier espacio sin alterarlo, pero mejorando la calidad del individuo que usa ese lugar. Creando un juego picaresco en el usuario. Dónde se normalice el acto sexual, y llevarlo a una dimensión más urbana. Como decía el Marqués de Sade.
“Sade tenía muy claro que había que diseñar unos espacios determinados para desatar las perversiones de los libertinos”





Narcisismo Puro.
Esta imagen refleja el espacio ideal de la era del yoísmo y de una sociedad superficial que sólo se mira a sí misma.
Pero , ¿en qué momento la vanidad se convirtió en parte fundamental de nuestra tarjeta de presentación? ¿Cuándo la autoestima mutó en presuntuosidad?
Cuando el mundo de la imagen nos lleva a un egocentrismo normalizado y aceptado. Esta es una imagen a su vez encerrada en sí misma, como una heterotopía: simula un espacio híper controlado, abierto a lo otro y encerrado en sí mismo- el control total a uno mismo-. En este espacio nos convertimos como dice Zygmunt Bauman en consumidor y objeto de consumo_ nos alimentamos de la insatisfacción del yo consigo mismo.
Es por tanto una crítica y una hipérbole: un lugar dónde detenerse, sentirse observado bajo la luz de un espectáculo que somos nosotros mismos, para nuestro propio disfrute sexual. Una manera de emborracharnos con nuestra propia imagen reflejada en múltiples pantallas, con una mirada que necesita más de nuestro mundo interior que de su entorno inmediato.




Fantasía Des-velada.
Un espacio domestico al cambiar de escala y perspectiva puede pasar de domesticarnos a incitarnos a un deseo, una fantasía que puede venir producida por una imagen o un pensamiento de excitación que tienen que ver con el lugar.
Fantasía develada muestra al mundo esa parte más oculta de nuestros pensamientos, de las excitaciones sexuales. El espacio entre la mesa y el suelo se convierte en erotismo puro. Bernard Tschumi define al erotismo “no como el exceso de placer sino como el placer del exceso” y compara el placer erótico con el placer arquitectónico: “así como la satisfacción de las sensaciones no constituye el erotismo, la experiencia del espacio no hace la arquitectura.”
Por lo tanto un espacio tan sencillo como el de una mesa se desvela ante nuestros ojos para jugar con nuestro imaginario de fantasías y despertar el deseo sexual, siendo la arquitectura una parte imprescindible de esa excitación, es una interacción con el espacio y el cuerpo.

Grados de intimidad.
De cierta manera los genitales femeninos siempre han estado ocultos por la sociedad con expresiones como “allí abajo” o “mis partes”, un tema del que no se hablaba.
En este pequeño fragmento del libro Vulva de Mithu M. Sanyal vemos con claridad a lo que nos referimos.
Vagina es la denominación más habitual y más acptada del genital femenino. Pero esta palabra se refiere únicamente a la abertura corporal que une la vulva con los órganos genitales internos. De esa forma, toda la parte visible del genital femenino no solo se hace invisible en el idioma, sino que también pierde un significado independiente, es sólo un agujero en el que el hombre puede introducir su genital.
De este modo el conjunto de imágenes que representan grados de intimidad pretenden poner en valor las partes genitales femeninas y masculinas colocándolas en un mismo nivel y con objetos cotidianos para que todo aquello que siempre ha sido invisible y de alguna manera vergonzoso para la mujer y un orgullo para el hombre queden expuestos de la misma manera.
La idea de usar estos objetos como representación de la parte del cuerpo destinada al acto sexual es porque son elementos fácilmente reconocibles y domésticos, por lo tanto es fácil llegar con este mensaje al imaginario del individuo. Entra aquí la importancia de las escalas y que al igual que la intimidad es algo que ocultamos y solo mostramos a ciertas miradas, los detalles en la arquitectura están para aquellos que observan y no solo miran.





Relaciones Volátiles.
Vivimos en un mundo vertiginoso dónde vemos el deseo desde la óptica del consumo. Zygmunt Bauman, acuñó el término modernidad líquida, que se caracteriza por la precariedad de los vínculos que como seres humanos formamos.
Las relaciones se hacen volátiles y transitorias, y dentro de una sociedad individualista, el amor se hace flotante, sin responsabilidad hacia el otro, reducido por el vínculo que ofrece la web. Es en este contexto que aplicaciones como Tinder o Hinge encuentran un espacio para aparecer. Este modelo volátil es algo muy lógico en una vida que es igual de volátil: Hoy tenemos trabajo, mañana no, hoy vivo en Madrid, mañana tengo que irme, tenemos 1000 parejas potenciales en la palma de nuestra mano.
Las relaciones nacen en estas apps para saciar el contacto con otras personas o tener sexo inmediato. ¿Y cómo se trasladarían estas app a nivel espacial? Como un lugar dónde prima lo inmediato, lo múltiple, lo simultáneo.
Esto representa Relaciones volátiles: Un espacio donde los haces de luz representan la arbitrariedad del individuo elegido, y la caducidad del momento compartido. La puerta se presenta como símbolo de intimidad: abierta para el tránsito de personas a la deriva, y cerrada como símbolo de las trabas mentales que nos ponemos nosotros a nosotros mismos, debido a la moralidad que te impone la sociedad.

Liberación Libidinal.
“la liberación libidinal ha convertido el cuerpo culpable en un residuo arcaico de la historia colectiva y la memoria individual: el derecho al placer ha sido remplazado por el deber del placer, la opción sexual se ha transformado en un elemento básico de la identidad personal, y las nuevas formas de relación sentimental han subvertido los códigos inmóviles del matrimonio o la familia”
“La emancipación del cuerpo, que debería ser el colofón de la liberación de la mujer de una subordinación secular, resulta desflecarse en una banalización mediática de la desnudez como reclamo, del género como identidad y del sexo como instrumento “
Fernández-Galiano, Luis. Revista Monografías AV, Casa, Cuerpo, Crisis. Pág.62.
Hacer de un acto privado algo público: al exponernos a los demás, naturalizamos la masturbación femenina, recuperando la libertad y librándonos del estigma social de una sociedad arcaica dónde sólo la libertad en la masturbación masculina es inculcada desde la infancia. Como una reducción a lo absurdo, donde un lugar cálido del placer cual concha de Venus es observado desde una estructura arquitectónica propia de la arquitectura fascista de los años 40. Donde el lenguaje retórico y el monumentalismo de la obra llevan a una abstracción y pureza producida por el cubo, el cuadrado y la repetición del arco de medio punto. Abstracción y ritmo como el camino para unir tradición y modernidad fascista. Aquí como símbolo de todo ese tabú que la tradición impone sobre la libertad sexual de las mujeres.
Liberación libidinal pretende por lo tanto crear un símil entre la Arquitectura del poder con el poder de la sociedad ante el bien y el mal. Su forma circular y la colocación en el centro de esta especie de concha de Venus, no es una elección aleatoria si no que sí miramos modelos de arquitectura concéntrica como el Panóptico de Jeremy Bentham, el que controla y observa está en ese centro. Por lo tanto ese punto nos cuenta como de alguna manera el que va a ser observado tiene el control de la situación. Entre el cálido lugar y el poder de la sociedad se encuentre el agua, el agua cómo símbolo de un espacio sexualizado, uniendo sutilmente ambos mundos. Un de altar al sexo libre, dando un mensaje de visibilidad ante una mirada dominante – vencer el miedo a ser expuestos.




Bibliografía